No me gustan nada las despedidas, parece que es como poner un punto y final a una historia. Me gusta más la idea del punto y aparte.
A veces las palabras se quedan cortas porque los sentimientos las superan, porque no existen letras para describir una ausencia. Una ausencia que no ha llegado, una ausencia que poco a poco a poco se acerca.
Grandes despedidas, cambio de planes, cambio de aires, cambio de vida. Hay personas que ocupan tanto espacio en uno, tanto tiempo en su vida, que cuando toca despedirse y decir, “hasta pronto, en unos meses vendré a verte a tu nueva casa, a tu nuevo destino”, piensa: en unos meses…
Unos meses…
Y yo donde me quedo, y tú a donde vas?
¿Cómo puedo sacarme a alguien con quien comparto casi el cien por cien de mi tiempo libre y colocarlo en mi vida dentro de unos meses, solo un rato, solo un par de días al mes? ¿Cuánto tiempo son unos meses de su ausencia?
¿En que se transformará esto dentro de unos meses?
Y detrás de esos meses vendrán otros mas, y otros, y así toda la vida, y tal vez algún día esa persona que ocupa hoy todo mi tiempo, se convierta en alguien que conocí, en alguien de quien ya ni uno ni el otro sienten su ausencia. En alguien que ya no me necesita, a quien ya no necesito como ahora.
Despedirse de alguien, separarse de alguien a quien quieres es una pequeña muerte. Algo muere para nacer de nuevo, de otra forma. Nunca se sabe que depara el destino para ambos. Y siempre le queda a uno la sensación de que pudo haber pasado si todo hubiera sido distinto. El destino es caprichoso, forma curvas y se retuerce, parece que no quiere adaptarse a los caprichos que nosotros le sugerimos. El destino a veces se muestra claro y dice en voz alta “te pongas como te pongas, esto tiene que ser así”, porque en esta historia todo estaba para ser de otra manera y sin embargo ha sido de esta. Caprichos del destino...
Hay personas que llegan para quedarse, de una u otra manera. Llegan, se instalan ahí y dicen: de aquí no me muevo . Hay personas que te llenan de caprichos, de amistad, con luces y sombras. A veces hasta con dolor, pero se quedan aquí, dentro de uno, echando raíces profundas en el corazón, y veo imposible arrancarlas.
Y no quiero arrancarlas…
Cuando alguien importante se marcha de mi lado y a pesar de todo, y pese al dolor, siempre creo que no hay kilómetros que separen nuestro cariño, ni montes ni carreteras que consigan olvidarnos, ni distancias que nos hagan sentir al uno y al otro que en el corazón permaneceremos cerca.
Cuando una persona importante se marcha, brotan nuevas amistades, y resucitan antiguas; y vendrán otras, y saldrán muchas más, pero nadie podrá sustituir a cada una de las personas que ocupan mi vida. Cada una en su puesto, cada una en su lugar; pero como esta persona me dice: “ cada persona es un mundo, y tú eres mi universo”.
Un universo que ahora estará a muchos kilómetros de distancia…