Nos bajamos en Stoke Newingtron y ya el barrio nos pareció algo lúgubre. Hacia bastante frío y una lluvia fina pero constante comenzaba a caer. Caminamos hasta la entrada principal y en recepción un señor de aspecto gótico nos regalo un plano fotocopiado y pobre y nos indico como visitar el cementerio. Estaba claro que no tenían demasiados visitantes últimamente.
Si Highgate nos pareció un jardín abandonado, Abney Park se nos reveló como el abandono total. No he visto en mi vida un espacio más gótico y más bello que este. Montones de hojas doradas se espacian por todos los caminos embarrados y apenas si sabiamos, cuando comenzamos a adentrarnos por el laberinto de tumbas, si caminábamos por encima de las
lápidas o por los propios senderos antiguamente trazados ...
Abney Park es un lugar diseñado por LadyMary Abney y el doctor Isaak Watts e inagurado en 1840 como un experimento piloto de Jardin-Cementerio. La idea inicial y la que finalmente se cumplio, fue dar eterno descanso en su tierra a los "Dissenters", protestantes que no estaban a favor de la iglesia anglicana. Parece ser que nunca llego ser consagrado, pero eso a fecha de hoy da igual. Poco a poco el abandono ha ido haciendo del lugar un pequeño bosque donde la maleza come los rostros de los angeles de piedra. Un espacio donde conviven arboles centenarios con cruces y lapidas. Poco a poco la humedad a ido tiñendo el rostro de las esculturas y la hiedra se ha acomodado sobre la piedra, dotandolo de una belleza casi sobrenatural.
Tradujimos el folleto de que nos habían entregado a la entrada y comprobamos alzando la vista que éramos prácticamente los únicos visitantes que ese momento pisaban aquello.
Es difícil describir la sensación que se tiene al entrar allí (pasa con todos los cementerios), pero algo te sobrecoge el cora
zón cuando caminas, casi perdidos por entre los arboles y las sepulturas: la soledad, el silencio, la belleza, el abandono, el nombre de cientos de personas que ya nadie recuerda y que permanecen alli abajo, sepultados bajo un manto de maleza.En el centro, como un fantasma de piedra, se nos apareció una capilla gótica bellisima y al igual que todo el conjunto terriblemente abandonada.
Casi nos perdemos entre medias de aquella gran urbe de los muertos, asombrados de el espectáculo, un nuevo espectáculo que nos ofreció gratuitamente la ciudad de Londres.
Dos horas después salimos de alli, con la absoluta certeza de que si algún día volvemos a Londres, Highgate y Abney Park volverán a ser visita obligada.
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