domingo, 16 de octubre de 2011

Sakura

Sakura es una palabra que utilizan los japoneses para denominar a la flor del cerezo. El florecer de un frutal, de cualquier planta es algo bellísimo y efímero; es por esto por lo que los japoneses también utilizan esta palabra como metáfora de la propia vida, rápida, bella, transitoria y de una duración determinada.
Gran parte de mi tiempo lo he utilizado mal, y me arrepiento. Muchas veces pienso que he perdido demásiado tiempo en pensar en lo que pudo haber pasado, en lo que pasó realmente he incluso imaginando con lo que pasará en un futuro. Durante todo ese tiempo lo único que he conseguido ha sido perderme la magia del presente, esa infinidad de momentos preciosos que dejamos escapar por estar pensando en otra cosa.
Empecé a buscar la magia del instante desde que escuché una frase de Lennon que decía “La vida es lo que te pasa, mientras estas ocupado haciendo otras cosas”. Comencé a darle vueltas y comprendí que se me estaba pasando el tiempo y que de alguna manera no lo estaba aprovechando en su totalidad.
Llegué aquí tan solo para ser feliz, y me lo estoy perdiendo, me dije.
A la cabeza me vienen vacaciones con mi madre pensando en mis amigos. Noches de copas con mis amigos, pensando en el dinero que me estaba gastando, y en la regañina que me iba a echar mi madre; dinero que me gasté para comprarme cosas que no puedo disfrutar por falta de tiempo … Personas a las que quise y nunca se lo dije.
Así podría enumerar cientos de situaciones que me he perdido.
El aquí y el ahora, es algo que he aprendido a valorar y a trabajar día a día para que no se me olvide, en este mundo rápido y de consumo, donde nosotros mismos somos un objeto más.
He aprendido a escuchar y disfrutar de la gente que me quiere, a la que tanto quiero. He aprendido a no poner trabas a las situaciones que te llegan por que si, tal vez a destiempo. He aprendido a disfrutar, con coherencia, de la importancia del ahora.
Este instante será solo un recuerdo, dentro de un momento y ya no se podrá recuperar. Podremos vivir otros, pero no este. Ni siquiera me arrepiento de los perdidos, me haría perder el tiempo; simplemente ahora disfruto de la magia de contemplar un cuadro; de las sensaciones que me provoca leer un libro. Del beso de mi madre, del abrazo de mis amigos, de aroma del campo y la textura del mar al rozarse con la piel. Ahora pierdo (aprovecho) unos minutos de mi tiempo en ver a mis sobrinos dormir, su respiración lenta, sus pequeños gruñidos inconscientes, puros, su piel limpia y blanca, recien estrenada.
Ahora trato de coger a mi madre de la mano y acariciar su piel curtida.
Me asomo al campo, al monte y huelo la sinfonía de aromás que dios, el universo, la naturaleza o como lo quiera llamar cada uno nos ha puesto a nuestro servicio, y pienso que la vida esta llena de pequeños instantes, de gigantescas obras de arte, que todo se podría concentrar en un solo instante, en un abrazo (algo que también he descubierto, y que regalo siempre que tengo ocasión y viene a cuento).
“Los místicos dicen que el presente es el lugar en que la eternidad suele tocar el tiempo. Cuando el alma ha abandonado todo lo que en el tiempo existe y, vacía de todo, se halla en la quietud total. Entonces se para el tiempo y es transformado por la eternidad.”
Disfrutemos pues del momento. Digamos a la gente que nos rodea que la queremos, que cada persona no es una más, es un ser único y especial, y digámoslo tantas veces como sea necesario; nos haremos felices a nosotros y se lo haremos a ellos.
Digamos a la personas que nos hacen daño, o no comprendemos, que las perdonamos, que no pasa nada, que no merece la pena vivir tan poco tiempo y vivir con rencor .
Escuchemos a Dios en su creación más perfecta, en el regalo que nos ha dado, este precioso lugar que es el mundo; que son los amigos y la familia; que son los sentidos y la música, y el arte, y el mar y el campo; y si vamos con los ojos abiertos y sin prisas, no podremos hacer otra cosa que dar gracias por este mundo y esta vida:
Aunque se acabara justo en este instante ya hubiera merecido la pena vivirla …

A mis amigos, a mis enemigos y a mi familia...

viernes, 7 de octubre de 2011

Optimismo inteligente

Últimamente, sumergido como me hallo en esta vorágine psico-espiritual que no sé muy bien hacia donde me lleva, me ha dado por leer, reflexionar e intentar comprender el por qué de la vida.
Si, supongo que algunos de vosotros pensareis que es algo que llevo haciendo desde que inicié mi andadura blogueril, sin embargo creo que ahora voy por el buen camino.
Siempre me he cebado en los asuntos mas turbios de la existencia, en las despedidas de estaciones, en las personas que complican a los demás, en la piedras del camino; pero un día, casi como una iluminación divina, comencé un viaje iniciativo hacia un terreno desconocido para mí, y eso me ha hecho descubrir que la vida se puede vivir de diferentes manera. Básicamente como uno quiera.
De repente sentí la transformación de convertirme en un optimista.
Como es natural el proceso al optimismo, la transformación hacia la energía positiva y el destierro de la negativa tiene varias fases. La primera de todas ellas es la de la negación de la realidad. En esa fase intenté convertirme en un optimista evitando los asuntos turbios de mi vida, las zancadillas que el destino te pone. Esta actitud inocente y despreocupada, tan unida al famoso “Carpe Diem” que tanto odio, solo hace complicarte aun más la existencia, ya que vives ajeno a la realidad y los problemas que inevitablemente van surgiendo a lo largo de la vida.
No señor, si esto es el camino a la felicidad, por aquí no voy bien.
Sin embargo es un paso imprescindible para alcanzar otro superior: el optimismo inteligente, concepto que entendí a partir de empacharme con las investigaciones de Martin Seligman.
El optimismo inteligente es tan simple que cualquier tonto como yo puede comprenderlo, y no es otra cosa que percibir la realidad, reconocer los problemas y al mismo tiempo tener la capacidad de descubrir como se puede cambiar, buscar acciones que produzca el cambio positivo.
De repente, como una iluminación divina comprendí el potencial que habita en mi cabeza, un potencial incalculable que me podía convertir en lo que quisiera. Un guía interior que me indicaba el camino, y que no era otro que yo mismo.
Descubrí la magia del momento, la intensidad del instante. Comencé a dar gracias a cada día de mi vida. Descubrí el Tao y en el a Dios, al mismo de siempre, y un mundo de posibles investigaciones que me veo obligado a compartir con la gente.
De repente se rompieron mis esquemas establecidos y descubrí el poder del pensamiento.
El coaching, el taoismo, la ley de la atracción y muchos conceptos hierven en mi cabeza y quiero conocerlos todos.
¿Me estaré volviendo loco? ¿Un friki? ¿un flipado de la vida? ¿un místico?.

No, me dije, simplemente estoy descubriendo el camino a la felicidad, y no me va nada mal.
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