sábado, 10 de diciembre de 2011

Highgate Cementery


Lo primero que debo hacer es disculparme con los lectores de este blog que se hayan sentido abandonados, y es que últimamente tengo poco tiempo para dedicarlo a nada. Se me pasó por la cabeza cerrar este espacio, pero algo me decía que no, así que continúo con el mientras pueda.
Gracias por aguantarme.
Hace un par de semanas hice un viaje a Londres que me permitió disfrutar de esta magnifica ciudad y como no de dos de sus cementerios, aunque me deje muchos por ver. Londres integra sus necrópolis en la ciudad, y es fácil pasear y encontrarte en un parque, o al lado de una acera un gran cementerio.Una peculiaridad de los cementerio de allí son su aspecto, tan distinto a los de España. En definitiva lugares mucho más góticos y sombríos, casi escapados de cuentos de terror. Espacios sorprendentes que permiten un paseo sosegado y un millón de fotos, aunque tanta belleza es difícil de captar con una cámara.
El cementerio de Highgate esta algo alejado del centro y del bullicio de Londres, en el precioso barrio de archway. Nos costó un poco encontrar el lugar, pero preguntando conseguimos acceder hasta él. En al entrada una señora mayor y que sabia algo de español, poco, nos vendió el boleto de acceso por 1,50 libras y nos indicó que no nos saliéramos de los caminos señalizados.

UN POCO DE HISTORIA
"Situado en lo alto de Highgate Hill, este cementerio empezó a construirse en 1839 y es
una joya de la arquitectura funeraria victoriana. Se trata de una verdadera “ciudad de los
muertos”, ya que en su interior se encuentran enterradas 168.000 personas, en
aproximadamente 52.000 tumbas. Se divide en dos secciones, la Oeste, más antigua, y
la Este, conectadas por el camino de Swain’s Lane.
Repleto de mausoleos, ángeles de piedra y frías avenidas, con el paso de los años los
árboles han invadido toda su extensión, convirtiéndolo más en un parque que en un
lugar de reposo de los difuntos. La mayor parte se encuentra abierta al público, excepto
la zona Oeste, a la que se organizan visitas guiadas. Uno de sus atractivos es ser el lugar
de descanso eterno de personajes ilustres como Karl Marx y Charles Dickens.
Desde su construcción ha protagonizado todo tipo de historias de terror, y en su interior
se han llegado a organizar cacerías de vampiros, exorcismos y ceremonias mágicas. La
profanación de tumbas fue algo habitual en este cementerio durante mucho tiempo. Por
suerte, desde que la Asociación de Amigos de Highgate se hizo cargo de su
conservación, todo permanece tranquilo. Al menos en apariencia. "
En general lo mas impresionante de este lugar es sin duda el impacto que causa al visitante, las sensaciones que produce. La naturaleza convive a sus anchas en un lugar repleto de tumbas derruidas, descuidadas y enmohecidas y esto lo llena de belleza. Al andar por sus caminos se tiene la sensación de haber viajado en el tiempo o estar viviendo una película gótica. Es increíble percibir e imaginar como fue aquel lugar antes, y como es posible que con los años sea aun más bello.
Una visita que recomiendo a todo aquel que viaje a Londres y le interese el arte funerario, por que aquí habrán tocado el cielo. Sin duda, el cementerio más bonito que jamas he visitado.
Puedes ver todas las fotos de Highgate pinchando aqui

lunes, 7 de noviembre de 2011

Mente y Corazón


Thich Naht Hanh:

"La fuente del amor está en lo profundo de nosotros y podemos ayudar a otros a sentirse felices. Una palabra, una acción o un pensamiento pueden reducir el sufrimiento de la persona y traerle alegría. Una palabra puede aportar comodidad y confianza, destruir la duda, ayudar a alguien a evitar un error, reconciliar un conflicto o abrir la puerta a la liberación. Una acción puede salvar la vida de la persona o ayudarle a aprovechar una oportunidad única."

Una de las cuestiones que siempre ha avasallado mi cabeza a sido la de qué criterio seguir a la hora de tomar decisiones: ¿Mente o corazón?Durante años he buscado la receta, el método que me permita tomar decisiones sin equivocarme. El mero hecho de pensar así, ya me hizo errar muchas veces, tomar caminos que no llevan a ninguna parte. Saber qué camino seguir es algo bastante difícil también si sólo lo hago desde lo racional, me dije, ya que será un camino sin corazón.
Mi mente hiperracionalizada en los últimos años, intentó casi siempre buscar la solución práctica a los asuntos emocionales, pero sin emoción estas muerto.
Un día, de repente te das cuentas de que no eres un robot. Que también puedes caer en el abismo de las emociones. ¿Ahora que hago?.Bien, racionaliza, se dice uno a si mismo.
¿Otra vez racionalizar ? Mejor analizar, visualizas, focalizar …
Hace años leí el libro de Daniel Goleman “Inteligencia emocional” y ahí aprendí a tomar conciencia de mis emociones y de las emociones de quien me rodea. Prácticamente es la base de esta enseñanza.
Cuando uno siente una emoción intensa, sea por la causa que sea, el fallecimiento de un ser querido, la ruptura de una pareja, los celos, un amor no correspondido … debe mirarse con los ojos internos, con los del corazón. Tomar la emoción entre las manos y dejar que suba hasta el cerebro, sustituirla por otra, analizarla, ver que es lo que te esta pasando y una vez reestructurada, volver a colocarla en su lugar.
Reconozco que con los años me he vuelto mucho mas racional de lo que era. Ser demasiado emocional me traía muchos problemas e hizo un esfuerzo por que mi corazón no me dominara. Sin embargo tampoco termina de sentarme muy bien mi raciocinio, tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo.
A veces las emociones son tan fuerte que impiden que nuestra cabeza reaccione, solo el corazón manda. Esto me llena de frustración y de impotencia, malgastando un montón de energía. A veces, nuestro raciocinio es tan fuerte que tiene secuestrado al corazón y cuando este se manifiesta, lo hace de tal forma que a uno le sacude el alma.
¿Entonces, cual es el camino?
Desde hace bastante tiempo practico la meditación (post pendiente). Esta practica que todo el mundo que no conoce la ve como algo místico rodeado de velas e incienso en alguna posición de yoga( esta bien todo eso pero no es necesario), es algo que ha cambiado completamente mi vida. Todo lo que necesitas para vivir feliz es tiempo. Tiempo para dejar que tu mente se amolde a tus sentimientos.
La meditación es un espacio neutro, donde convive mente y corazón o mas bien ninguna de las dos cosas. Es un lugar donde la mente se queda en blanco (Siempre que no sea una meditación trascendental o meditación guiada) para poder re ubicar tus emociones. Es el espacio donde se las emociones se convierten en colores donde las moldeas para que todo salga bien.
No voy a entrar en detalle de cómo meditar, eso es tema que tratare en otro post, pero si en como manejo mis emociones a través de este estado blanco de conciencia.
Tomo la emoción, la analizo, veo sus pros y sus contras. La dejo un rato en el espacio en blanco de mi mente y la devuelvo a mi corazón de una forma que no me haga daño, que me ayude a crecer, que me enseñe a ofrecer algo más a las personas que quiero, mas amor, mas comprensión, mas ponerme en su lugar … .
De esta forma he cambiado odio por amor. Celos por comprensión, desamor por aprendizaje. Despedidas por encuentros.
Yo soy lo que quiero ser, y siento lo que quiero sentir. Y si algo viene a robarme mi energía, lo cambio por un pensamiento positivo en el espacio neutro de mi mente.

domingo, 16 de octubre de 2011

Sakura

Sakura es una palabra que utilizan los japoneses para denominar a la flor del cerezo. El florecer de un frutal, de cualquier planta es algo bellísimo y efímero; es por esto por lo que los japoneses también utilizan esta palabra como metáfora de la propia vida, rápida, bella, transitoria y de una duración determinada.
Gran parte de mi tiempo lo he utilizado mal, y me arrepiento. Muchas veces pienso que he perdido demásiado tiempo en pensar en lo que pudo haber pasado, en lo que pasó realmente he incluso imaginando con lo que pasará en un futuro. Durante todo ese tiempo lo único que he conseguido ha sido perderme la magia del presente, esa infinidad de momentos preciosos que dejamos escapar por estar pensando en otra cosa.
Empecé a buscar la magia del instante desde que escuché una frase de Lennon que decía “La vida es lo que te pasa, mientras estas ocupado haciendo otras cosas”. Comencé a darle vueltas y comprendí que se me estaba pasando el tiempo y que de alguna manera no lo estaba aprovechando en su totalidad.
Llegué aquí tan solo para ser feliz, y me lo estoy perdiendo, me dije.
A la cabeza me vienen vacaciones con mi madre pensando en mis amigos. Noches de copas con mis amigos, pensando en el dinero que me estaba gastando, y en la regañina que me iba a echar mi madre; dinero que me gasté para comprarme cosas que no puedo disfrutar por falta de tiempo … Personas a las que quise y nunca se lo dije.
Así podría enumerar cientos de situaciones que me he perdido.
El aquí y el ahora, es algo que he aprendido a valorar y a trabajar día a día para que no se me olvide, en este mundo rápido y de consumo, donde nosotros mismos somos un objeto más.
He aprendido a escuchar y disfrutar de la gente que me quiere, a la que tanto quiero. He aprendido a no poner trabas a las situaciones que te llegan por que si, tal vez a destiempo. He aprendido a disfrutar, con coherencia, de la importancia del ahora.
Este instante será solo un recuerdo, dentro de un momento y ya no se podrá recuperar. Podremos vivir otros, pero no este. Ni siquiera me arrepiento de los perdidos, me haría perder el tiempo; simplemente ahora disfruto de la magia de contemplar un cuadro; de las sensaciones que me provoca leer un libro. Del beso de mi madre, del abrazo de mis amigos, de aroma del campo y la textura del mar al rozarse con la piel. Ahora pierdo (aprovecho) unos minutos de mi tiempo en ver a mis sobrinos dormir, su respiración lenta, sus pequeños gruñidos inconscientes, puros, su piel limpia y blanca, recien estrenada.
Ahora trato de coger a mi madre de la mano y acariciar su piel curtida.
Me asomo al campo, al monte y huelo la sinfonía de aromás que dios, el universo, la naturaleza o como lo quiera llamar cada uno nos ha puesto a nuestro servicio, y pienso que la vida esta llena de pequeños instantes, de gigantescas obras de arte, que todo se podría concentrar en un solo instante, en un abrazo (algo que también he descubierto, y que regalo siempre que tengo ocasión y viene a cuento).
“Los místicos dicen que el presente es el lugar en que la eternidad suele tocar el tiempo. Cuando el alma ha abandonado todo lo que en el tiempo existe y, vacía de todo, se halla en la quietud total. Entonces se para el tiempo y es transformado por la eternidad.”
Disfrutemos pues del momento. Digamos a la gente que nos rodea que la queremos, que cada persona no es una más, es un ser único y especial, y digámoslo tantas veces como sea necesario; nos haremos felices a nosotros y se lo haremos a ellos.
Digamos a la personas que nos hacen daño, o no comprendemos, que las perdonamos, que no pasa nada, que no merece la pena vivir tan poco tiempo y vivir con rencor .
Escuchemos a Dios en su creación más perfecta, en el regalo que nos ha dado, este precioso lugar que es el mundo; que son los amigos y la familia; que son los sentidos y la música, y el arte, y el mar y el campo; y si vamos con los ojos abiertos y sin prisas, no podremos hacer otra cosa que dar gracias por este mundo y esta vida:
Aunque se acabara justo en este instante ya hubiera merecido la pena vivirla …

A mis amigos, a mis enemigos y a mi familia...

viernes, 7 de octubre de 2011

Optimismo inteligente

Últimamente, sumergido como me hallo en esta vorágine psico-espiritual que no sé muy bien hacia donde me lleva, me ha dado por leer, reflexionar e intentar comprender el por qué de la vida.
Si, supongo que algunos de vosotros pensareis que es algo que llevo haciendo desde que inicié mi andadura blogueril, sin embargo creo que ahora voy por el buen camino.
Siempre me he cebado en los asuntos mas turbios de la existencia, en las despedidas de estaciones, en las personas que complican a los demás, en la piedras del camino; pero un día, casi como una iluminación divina, comencé un viaje iniciativo hacia un terreno desconocido para mí, y eso me ha hecho descubrir que la vida se puede vivir de diferentes manera. Básicamente como uno quiera.
De repente sentí la transformación de convertirme en un optimista.
Como es natural el proceso al optimismo, la transformación hacia la energía positiva y el destierro de la negativa tiene varias fases. La primera de todas ellas es la de la negación de la realidad. En esa fase intenté convertirme en un optimista evitando los asuntos turbios de mi vida, las zancadillas que el destino te pone. Esta actitud inocente y despreocupada, tan unida al famoso “Carpe Diem” que tanto odio, solo hace complicarte aun más la existencia, ya que vives ajeno a la realidad y los problemas que inevitablemente van surgiendo a lo largo de la vida.
No señor, si esto es el camino a la felicidad, por aquí no voy bien.
Sin embargo es un paso imprescindible para alcanzar otro superior: el optimismo inteligente, concepto que entendí a partir de empacharme con las investigaciones de Martin Seligman.
El optimismo inteligente es tan simple que cualquier tonto como yo puede comprenderlo, y no es otra cosa que percibir la realidad, reconocer los problemas y al mismo tiempo tener la capacidad de descubrir como se puede cambiar, buscar acciones que produzca el cambio positivo.
De repente, como una iluminación divina comprendí el potencial que habita en mi cabeza, un potencial incalculable que me podía convertir en lo que quisiera. Un guía interior que me indicaba el camino, y que no era otro que yo mismo.
Descubrí la magia del momento, la intensidad del instante. Comencé a dar gracias a cada día de mi vida. Descubrí el Tao y en el a Dios, al mismo de siempre, y un mundo de posibles investigaciones que me veo obligado a compartir con la gente.
De repente se rompieron mis esquemas establecidos y descubrí el poder del pensamiento.
El coaching, el taoismo, la ley de la atracción y muchos conceptos hierven en mi cabeza y quiero conocerlos todos.
¿Me estaré volviendo loco? ¿Un friki? ¿un flipado de la vida? ¿un místico?.

No, me dije, simplemente estoy descubriendo el camino a la felicidad, y no me va nada mal.

martes, 27 de septiembre de 2011

Cementerios del Camino


Desde que terminé en Santiago el camino, tenía claro que este trayecto se merecía una entrada dedicada exclusivamente a los cementerios que a través de kilómetros y kilómetros de andadura te vas cruzando.

De un reloj se oía // compasado el péndulo,// y de algunos cirios el chisporroteo.
Tan medroso y triste, // tan oscuro y yerto // todo se encontraba que pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!

Son lugares pequeños, recoletos. Espacios casi olvidados, cuando no abandonados. Cementerios de apenas unos cuantos metros cuadrados, tan distintos a los de Madrid u otras ciudades grandes.

Del último asilo, //oscuro y estrecho, // abrió la piqueta //el nicho a un extremo.
Allí la acostaron, // tapiáronle luego, //y con un saludo //despidióse el duelo



Si, porque los muertos de los pueblos pequeños, los difuntos de los pueblos abandonados están más solos que los de las ciudades. Las inscripciones que grababan su nombre sobre el mármol se han ido borrando con el tiempo. Las letras sobrepuestas metálicas se van cayendo y dejan apenas la marca del tiempo sobre la lápida.
Allí cae la lluvia con un son eterno;//allí la combate el soplo del cierzo.
Del húmedo muro // tendida en el hueco, ¡acaso de frío se hielan sus huesos...!
Por el camino aprendes, o te reafirmas por si aun no lo tenias claro, la finitud de la vida, el mínimo espacio de tiempo que pasamos sobre la tierra para luego permanecer toda la eternidad muertos. Los cementerios del camino te dejan con el alma sobrecogida por la soledad, por la paz, por la naturaleza que los rodea y los abraza.
Muertos seremos los de ciudad y los de aldea. Muertos los de campo y los de asfalto. Pero visitar estos lugares, atravesarlos como parte de la propia naturaleza, te recuerda la tierra que pisas, en la que te convertirás inevitablemente.
¿Vuelve el polvo al polvo? ¿Vuela el alma al cielo? //¿Todo es sin espíritu, podredumbre y cieno? no sé; pero hay algo que explicar no puedo,//algo que repugna aunque es fuerza hacerlo, // el dejar tan tristes, tan solos los muertos.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Isabel

Al partir ¿que me queda de ti?. Te marchas silenciosa y callada, con tu mirada clavada en mí … Esa mirada de tu último día, esa en la que parecías querer decirme con los ojos “me voy, pero me quedo por que te dejo aquí todo mí amor“.
Te vas, pero te quedas. Te quedas dentro de mí, por que formas parte de mi vida, por que me dedicaste todo tu tiempo, tus caricias y tus besos. Te vas pero queda el roce de mis labiso con tu piel agrietada, seca por tantos años vida. Esos besos que los últimos días no pude darte, que ironía, tú que tanto me los reclamabas nada más llegar, pero prometo que te los daré el resto de mi existencia, en sueños, al aire, a una canción que me recuerde a ti, al olor de tu casa, de tu ropa; Al sonido de tu voz, grabado en mi memoria.
Nadie se va del todo, menos tú que tanto espacio has llenado en nosotros … Mi otra mamá.
Recuerdo ahora, a tan solo un día de tu marcha, la paciencia con la que nos dabas de comer, los caprichos que nunca nos negabas, las tardes de visita adolescente, para sacarte las doscientas pesetas de propina para salir ese fin de semana. Recuerdo el olor de tu casa, el sonido del reloj colgado en la pared, ese que ahora suena en mi casa y que a cada campanada me recuerda tu nombre y me trae tus recuerdos … tantos recuerdos.
Doy gracias a Dios, porque ha dejado que compartas conmigo tanto tiempo, tantos momentos. Por eso me siento privilegiado. Ha sido un regalo conocerte y quererte. Quererte y que me quieras, por que sé que allí donde estés me sigues queriendo, como siempre, como toda tu vida hiciste.
Ahora sé que este final no acaba nada, que comienza una nueva forma de estar contigo, en mi memoria, en mis oraciones, en mi cabeza, donde retumba tu voz y tus gestos; donde permanece el sonido de tu risa, esa que hace años que no escuchaba, pero que permanece.
Me dejaste el regalo de tu vida, un regalo incalculable. Me dejaste tu mirada clavada en mí en tus últimas horas, fija. Una mirada llena de palabras y recuerdos, llena de esperanza en el otro sitio, donde estas ahora, bailando con toda la gente que tanto has querido. Contagiando alegría y dando luz, organizando aquel espacio que llamamos cielo. Siempre quisiste que todo pasara por tus manos y ahora, allí, seguro que estas poniendo todo patas arriba, libre de todo lo que aquí te ataba. Tú que tantos andaste por el mundo, que tanto gritaste y viviste. Tú, que eras todo energía, acabaste silenciosa, callada, quieta …
Te vas, pero te quedas; y hasta para irte lo hiciste bien. Te dio tiempo ha decirme cuanto me querías, con palabras y miradas; ha responderte cuanto te he querido, con palabras y con actos. Te dio tiempo ha despedirte y dejar de ti el más bello recuerdo que pudiera tener: un domingo soleado de otoño, un paseo en bicicleta con mi hermana, tu niña, tu otra hija, con el tío y de la mano junto al rio henares. Un recuerdo vivo, tan vivo como tú. Allá donde estés, nunca olvides cuantos nos hemos querido, cuento te hemos querido.
Podría decirte muchas cosas, tantas frases, tantos abrazos. Podría pensar en lo que se quedó por hacer, en lo que hicimos. Quizá podría quedarme algún remordimiento porque a veces la falta de tiempo no me dejó compartir más tardes junto a ti, en estos últimos años que tanto nos necesitabas. Podría sentirme de muchas maneras: triste, aliviado por que ya no sufres, nostálgico por lo que ya no viviremos juntos, vacío por tu ausencia.. Pero solo me siento en paz, porque tú y yo, ya nos dijimos todo, ya lo vivimos todo, ya hicimos todo lo que podíamos hacer; y ya solo quedaba despedirnos con la tranquilidad que da saber de que todo lo que podíamos hacer, se hizo bien
Hasta siempre tía. Sé que algún día volveré a abrazarte, solo nos queda esperar...

sábado, 10 de septiembre de 2011

El pequeño viajero


Como cada temporada, procuro cambiar la imagen del blog, hacerla mas parecida a mi estado de ánimo actual, a mis propósitos, a como me siento o pretendo sentirme este otoño.
Después de dar vueltas y vueltas por la web sin encontrar una imagen que ilustrara lo que yo sentía, me di cuenta de que estaban todas más cerca de lo que yo pensaba, en el blog de Dani "las pequeñas miradas".
Dani es un virtuoso de la fotografía, un tio que sabe captar en un solo click, en una imagen, todo el sentimiento que una milésima de segundo puede transmitir. Me reconozco un fiel admirador de su técnica y por eso me atreví a pedirle permiso para utilizar sus fotografías. Es por esto que hoy debo darle las gracias públicamente por permitirme altruistamente el uso de las mismas...
Dicho esto quiero añadir que al igual que el pequeño viajero de Dani, cargado con su maleta y siempre en busca de algo, o intentando tocar la luna, o sentado en un anden, o caminando sin rumbo, esperando que a la vuelta de la esquina la vida le sorprenda, o le sorprenda aun mas, así mismo me siento yo. El pequeño viajero se pone de puntillas para alcanzar lo inalcanzable, para por lo menos soñar con que puede tocarlo. El pequeño viajero va ligero de equipaje pero con todo lo que necesita para disfrutar del trayecto sin marcar un final ni un principio a su viaje.
Desde hace años viajo por un camino donde en cada recodo busco una nueva experiencia, alguien importante a quien conocer, un nuevo cementerio que descubrir, un nuevo viaje con el que soñar.
Al igual que el pequeño viajero me escondo entre los pliegues de mi cerebro, esperando que entre medias de mi masa encefálica aparezca la solución, la risa, el llanto, el sentimiento nuevo.. ese que no conozco o que ya olvide. La vida en definitiva, y la muerte en consecuencia...
El pequeño viajero se mueve entre la búsqueda y la nostalgia,entre la prisa por descubrir y la paciencia de disfrutar con lo que el propio viaje le ofrece.
Por eso nada mejor que las fotografías de Dani, para sentir otra vez este espacio, del negro al gris, como mio propio, como el lugar donde viajo, explico, cuento y duermo entre mis textos y paranoias.
Gracias Dani!

jueves, 8 de septiembre de 2011

La luz de la mañana

Hoy me ha despertado un rayo de sol, uno de esos que se cuelan por entre las rendijas de la persiana de mi casa. Estaba acurrucado, calentito en mi cama de sabanas blancas, soñando con no sé qué … nunca recuerdo los sueños.
La luz de la mañana se ha estampado contra mi cara, estirando de los parpados hacia arriba para despertarme. Que gusto, la luz de la mañana, dorada, líquida.
Al subir la persiana he visto la calle recién regada, casi me llegaba el olor del asfalto limpio, el ruido de los coches mas madrugadores y la cigüeñas que cada mañana veo atareadas, con pequeñas ramas en el pico.
Al echarme agua sobre la cara y mirarme en el espejo me he descubierto como otro, como aquel ya no soy. Como este que todo lo tiene claro.
Sigo con barba, así que nunca llego a saber si el que me toca vivir es mi yo de siempre o el universal, ese que se inventa su vida porque es más chula.
Creo que me he aprendido tanto mi papel de universal que he sido consumido por el personaje hasta el punto de que yo ya no soy yo, soy el otro, el que me he inventado porque llevo tanto tiempo con él que el otro es solo un vago recuerdo.
No quiero decir que yo no me gusto, estoy encantado de haberme conocido y cada día más, solo que este proceso que la gente llama madurez, no se hasta que punto es real o tan solo una funda a nosotros mismos para dejar debajo lo feo, lo que es mejor que no se vea, o lo que incluso nosotros mismos queremos olvidar.
He desayunado, poco, ahí que mantener la línea, que uno ya esta en una edad como para cuidarse, mira que esto de la juventud se acaba, se esta acabando por mucho que lo estiremos o nos estiremos cremas rejuvenecedoras sobre la cara y antioxidantes por toneladas.
He salido a la calle y el sol me ha escupido de sopetón sus rayos UVA que tanto estropean, menos mal que estoy protegido y nunca tomo el sol, pero hoy me he dejado embadurnar de ellos, solo por un día dejo que la luz de la mañana me inunde y vista de sol.
Soy feliz. Ahora soy feliz. Me lo repito como un mantra una y otra vez. Soy feliz, me gusta como soy, no me afectan las cosas. Cuando dios cierra una puerta, abre una ventana. Tengo el corazón contento, veo la vida de otra manera.
Una y mil frases que poco a poco han ido convirtiendo mi yo tonto, el que siempre me acompañó, el que se quedo atrás por su condición de imbecil, en mi otro yo, el universal, el subidito, el seguro de si mismo, el que tiene las cosas claras.
Ahora que estoy tan barnizado de este que ya no recuerdo de como era el otro, puedo decir que estoy en mi punto justo, en el que quiero quedarme, donde las cosas me importan menos, donde me he des radicalizado, donde me siento cómodo. Y al otro, pues cuando aflora saco el bastón, le doy un palo y se vuelve a quedar anestesiado un tiempecito, sin molestar.
Básicamente estoy donde quiero estar, soy lo que quiero ser y vivo como quiero vivir.

sábado, 3 de septiembre de 2011

El camino



Un camino distinto a cada paso, andares que nunca sabes a donde te van a llevar. Un camino que me recuerda a la propia vida, llena de sol y de lluvia, de cansancio y alegría al ver la recompensa a tanto esfuerzo.
Si cierro los ojos puedo escuchar las pisadas de mis pies sobre el barro, el crujir de ramas y hojas secas, el sonido de mi respiración, fatigado, cansado de kilómetros y kilómetros de camino. Si pongo atención a mi olfato aun puedo oler el aroma de los bosques de eucalipto, el olor de los montes de Galicia, los pinares infinitos, los campos de hierba siempre fresca. Si me centro y dejo de escuchar los ruidos que siempre flotan por mi cabeza, seguro que aparece el sonido de la lluvia retumbando en mi sombrero de plástico, gotitas frías que parecen no mojar el canto de gaitas lejanas, de senderos pisados desde la antigüedad.
Un camino que se sucede al que ya hice, que gira y me hace frenar, necesario que ocurra cada cierto tiempo. Volver a lo básico a lo imprescindible, eso es lo que me enseña el camino. Mantener el silencio durante largas horas de caminata siguiendo las flechas que me llevan a Santiago, caminar con el rumbo fijo pero la cabeza perdida ordenando los archivos en la memoria en el lugar exacto en el que deben estar.
Deseando estoy encontrarme con nuevos peregrinos, compartir una tarde de albergue, unas risas, nuevas experiencias y conversaciones que me hablan de que fuera de mí y mi entorno hay otras vidas tan interesantes como para ser escuchadas. Experiencia ajenas, novelas resumidas en unos minutos.
El camino se retuerce en el interior de uno mismo, te llama a gritos, te pide que vuelvas, que lo atravieses a paso lento, sin prisas, con el tiempo que se necesite para salir de él frente a la Catedral con la mirada limpia y el corazón descansado. Un camino duro y apasionante que siempre termina en llanto de alegría, de victoria. Con lagrimas que huele a final.
Este año vuelvo a caminar, a peregrinar a Santiago, volveré a abrazar al santo, a sentirme limpio tras el viaje, lleno de fuerzas para recomenzar.
Doscientos Cincuenta kilómetros para pensar, para frenar, para caminar, para empequeñecerse, para aprender, para finalizar con cada etapa y empezar de nuevo...
Por que el camino, abre y cierra todas la heridas del alma …

Hace dos años comencé este blog, que iniciaría y terminaría simplemente con la experiencia vivida en el camino. Hoy después de 126 entradas y cerca de 33.500 visitas, mi cabeza me dice que el camino todavía no ha acabado, que me queda mucho por recorrer, muchos textos que escribir, muchas paranoias que expulsar, por que se sabe el punto de partida, pero nunca donde esta el fin...

viernes, 2 de septiembre de 2011

Dia 1 Pieros-Trabadelo


En ningún momento he sabido cual ha sido la motivación de este año para hacer el camino. Curiosidad no porque ya lo había hecho; penitencia de algún tipo tampoco, últimamente no me arrepiento de nada, así que simplemente echar a andar y dejar que el camino me lleve, nos lleve, hacia donde él quiera. Ayer se nos fue el día en el viaje. Madrid-Ponferrada en autobús (lo odio) y otro más para llegar a Pieros, punto fijado como de partida.
Nada más bajar del autobús conocimos a un matrimonio catalán que inmediatamente nos reconoció como peregrinos y nos guió hasta el albergue "el Serbal y la luna". Pieros es una población pequeña, cuatro casas, varios ancianos y el albergue. Este albergue es atípico: un par de hipies te reciben y dos niños de madre desconocida se encargan de él. No se cocina carne y todo es y huele a madera. Al llegar conocimos al otro inquilino, un donostiarra raro que estaba haciendo el camino en bici.
Decidimos no cenar allí porque no teníamos nada de hambre, pero el olor de la cena ovo-vegetariana casi nos hace lanzarnos a probarla, a cambio dimos una vuelta por el pueblo y a las 10 nos metimos en la cama. No teníamos nada de sueño. Leí unas paginas del libro de Paulo Coelho de mi e-book, me puse una meditación guiada en mi Ipod (muy místico yo), pero nada, a la 1 seguía sin sueño. El señor catalán roncaba como un león y conseguí dormir a trompicones la primera noche.
Antes de que sonara el despertador yo ya estaba en pie. Hemos desayunado bien y nos hemos puesto a caminar sobre las 8 de la mañana. Lo primero que me llamó la atención ha sido la ausencia de peregrinos, apenas nos cruzamos con una docena en los 20 km. Me ha vuelto a sorprender el olor del campo al amanecer, una mezcla de tierra húmeda y viñedos, higueras y espliego. Desde Pieros hasta Villafranca son 8 km de viñedos. Mi compañeras de viaje caminan algo más despacio así que he decidido aligerar el paso y dejarlas atrás. Me gusta caminar solo, escuchando música, sin hablar. Me he puesto los cascos y casi sin darme cuenta hemos llegado Villafranca. Por el camino he conocido a un seminarista mexicano que me ha contado que de sus 7 hermanos 4 son curas y tres monjas. .. Ante tanta religiosidad no me he resistido a preguntarle una duda sobre la indulgencia plenaria que da la Compostela. ¿La gano cualquier año o solo en Xacobeo? no ha sabido responderme y no sé a quien preguntar, por que yo quiero quitarme de un plumazo todos los pecados hasta la fecha para poder luego seguir pecando un montón hasta el próximo camino.
Hemos llegado a Villafranca, lleno de gente y nos hemos tomado un café. Ya solo nos quedaban doce kilómetros hasta Trabadelo. Una señora se ha reído de mí porque iba cantando demasiado fuerte y un chico me ha dicho que iba a llover, pero no por que yo cantara mal, sino por el cielo. Una vez más me he adelantado a las chicas y salvo una parada en un rió he terminado la jornada a paso ligero.
El albergue de Trabadelo es limpio y se esta cómodo. Hemos comprado algo de comida en un ultramarinos, una pequeña siesta para esta noche dormir bien y a conocer peregrinos. Mañana la subida de O Cebreiro es dura... Veremos a ver como se da.

jueves, 1 de septiembre de 2011

dia 2.- Trabadelo- O Cebreiro


Y el camino te va transformando. Esta noche dormí mucho mejor. A pesar de que en la habilitación estábamos más peregrinos que en el albergue anterior, el cansancio del día ha hecho mella en nosotros. Cuando nos hemos despertado cerca de las de 7 de la mañana ya habían marchado todos, sólo quedábamos nosotros y una pareja húngara, de la cual solo estaba despierta la chica. Al sentarnos a desayunar nos ha ofrecido un litro de zumo y después otro. No quería tirarlo ni cargar con él y casi nos lo hemos bebido a la fuerza. Yo le indicado que la jornada era un poco dura y me he sentido ridículo cuando me ha dicho que llevan desde Francia andando a una media de 35 km diarios(ops!).. En fin, hemos terminado nuestro desayuno nos hemos acicalado, vaselina en los pies y a caminar. El tramo de hoy se inicia de una forma fea. Casi 3 km se recorren junto a una autopista con cruces peligrosos y tramos aburridos, pero poco a poco se transforma por si mismo. Hoy he hablado mucho más con las chicas, aunque me suele poner algo nervioso las conversaciones, así que nuevamente me he puesto los cascos y me he aislado de los demás.
Cuando uno empieza el camino, más aun si lo hace por primera, busca de forma apresurada esa transformación de la que tanto te hablan, ese cambio espiritual que te convierte en otra persona. Serio error porque el camino te cambia caminando, te enseña todo lo que debe sin que tengas que hacer ningún esfuerzo, solo caminar. Así que eso he hecho, caminar. Cuando hemos llegado al primer pueblo bonito, nos hemos topado con un bar en un paisaje de cuento, rodeado de agua y hierba, flores y fuentes. Tanto nos ha gustado que hemos decidido parar a desayunar allí. Íbamos ligeros, por que en Trabadelo decidimos hacer la etapa sin mochila y enviarla con un taxi a Cebreiro. Un gran acierto que recomiendo a cualquiera.
tras varios kilómetros junto al río, por llanos y y campos ha llegado la verdadera subida. Un tramo de 8 km que se hacen como 20 por la fuerte pendiente. Se inicia por un sendero de piedra y tierra que te hace resbalar y caminar muy despacio. Nos hemos encontrado con dos peregrinas francesas, muy positivas que iban caminando cansadas pero ligeras. Paqui estaba realmente cansada y ha parado varias veces. Yo no quería dejarla sola porque se que el desgaste energético en esta etapa es fuerte y tengo miedo a que una bajada de azúcar la deje K.O, así que he caminado junto a ella y a Inma durante casi toda la subida. En uno de los descansos hemos conocido a una madre y un hijo que nos han contado que el camino lo inició el hijo con su abuela de 74 años en Pamplona y que la abuela ha tenido que abandonar por una tendinitis, así que se ha venido ella con el marido y el resto de hijos para continuar junto al hijo peregrino. Hemos compartido chocolate y nueces, agua y un rato de conversión con esta mujer y su hijo, tan amables que daba gusto conversar.
Tras varios kilómetros más de ascenso por los montes, realmente nuestras fuerzas se encontraban al limite. Me encomendé a Santiago que para estas cosas del camino es muy socorrido y mano de santo (nunca mejor dicho) cuando me he querido dar cuenta estábamos a tan solo 2 km de Cebreiro. Por el camino mi hermana y yo hemos hablado de los incovenientes y ventajas de tan espiritual ruta, todo lo que a cada paso vas sintiendo. Y como hemos pensado tanto nos ha entrado a sed. Una cervecita y los últimos 2 km mas hasta Cebreiro que he hecho yo solo. Casi a punto de llegar me he encontrado con la húngara, que caminaba como si acabara de salir. La he informado yo, muy chulo de que a esta dura etapa apenas le quedaban unos cuantos metros, y me dice la tía que tiene energía de sobra para continuar 20 km mas. Increíble pero cierto, ya de paso me ha dicho que tiene el nombre de una estrella; me ha enamorado al momento.
Cuando he llegado a O cebreiro y mientras esperaba a las chicas he sentido el autentico cansancio de esta dura subida. Hemos localizado alojamiento y hemos comido como si no lo hubiera hecho nunca. Visita por el pueblo y ya de paso estoy actualizando el blog. No creo que tarde mucho en acostarme.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Dia 3.- O Cebreiro - Triascastela

O Cebreiro nos ha despedido esta mañana con un manto de nubes atascadas en la montaña. El paisaje no podía ser mejor.
Hemos dormido bien, muy bien. se nota que estamos cansados ya, por que según caemos en la cama, ya no hay quien nos despierte. Tras un desayuno carísimo hemos comenzados a andar. Hasta la estatua del peregrino hay un tramo tedioso. Hacia fresco y be caminado ligero, luego el camino te introduce por un monte de pinos y helechos, es de tierra pero cómodo en desniveles. He visto algo mas adelante a un peregrino mayor que llevaba la mochila en el carro de la compra, así que he acelerado el paso para hablar un rato con el. Tras saludarnos me ha contado que es la cuarta vez que hace el camino, siempre para pedir o agradecer algo al santo. La fe, me ha dicho, es la que consigue que mis pies aun resistan este duro camino. Me ha contado anécdotas de otros viajes, me hablo de su mujer y sus hijos y en el alto de san Roque nos hemos despedido, con la certeza de que volvería a verle mas adelante.
En el alto de san Roque esta la famosa estatua al peregrino, ademas de unas vistas espectaculares sobre las montañas. Tras unas cuantas fotos, hemos continuado unos cuantos kilómetros mas junto a la carretera. el sol comenzaba a apretar pero el paisaje mejora a cada paso, hemos ascendido aun mas, atravesando aldeas y pequeños cementerios que he fotografiado para mi blog. El alto do Poio es un tramo fuerte pero corto. El primer pueblo olía muchísimo a vaca y lo hemos atravesado rápido, luego la senda te lleva por un camino de verdes pastos y praderas de un verde casi imposible, brillante bajo el sol. Se me ha ocurrido pensar que no hay mayor espectáculo que la naturaleza, la obra
maestra de Dios.
El camino serpentea entre montañas y prados soleados, espacios mágicos que mejoran con cada paso. al cruzarme con una peregrina de California que conocí el primer dia hemos caminado juntos durante un buen rato, hablando de lo bonito que le resultaba España y lo impresionada que estaba con mi país. Había estado en Cataluña, Andalucía y Madrid y todo le resultaba bellísimo. Una vez mas mas me he sentido orgulloso de ser español. Es una mujer que transmite mucha positividad e ilusión por todo lo que la vida puede ofrecer.
La bajada a Triacastela es dura por que todo el tiempo presionas los dedos de los pies contra las botas, así que me las he cambiado por las sandalias que con los calcetines no favorecen mucho, pero...
No obstante nuevamente el espacio se transforma y se convierte en una especie de selva cerrada, donde los arboles se retuercen y se elevan. La naturaleza se vuelve salvaje. Nos hemos cruzado con un rebaño de vacas y cuando comenzábamos a estar cansados, Triacastela ha aparecido. 22 kilómetros que se nos han pasado sin sentir.
En el primer mesón hemos parado a comer y hablar con el hombre del carrito. Luego, tras localizar el albergue, nada bueno por cierto, hemos recorrido el pueblo, comprado el desayuno de mañana y un boleto para el euromillon que si nos toca agradeceremos repitiendo el camino y sino también.
Una jornada perfecta que da pena que se acabe.


martes, 30 de agosto de 2011

Día 4.- Triacastela- Barbadelo

Las gallegas nos dejaron dormir. nuestras compañeras de habitación apenas si hicieron ruido, y Jesus, un vasco que llego a ultima hora igual. El albergue de Triacastela, el peor de todos hasta ahora, era un lugar de madera carcomido, literas metálicas y mucha gente. Esperamos a que toda la gente marchara para levantarnos, desayunamos con Jesus, el vasco, y comenzamos a andar. El primer tramo y en general la etapa es de las más bonitas del camino, pero duras. comienza con una subida entre la montaña bastante fuerte. Mi hermana se puso de mal talante por el esfuerzo matutino, pero se compensó por la espectacularidad del entorno. Es como si la tierra y los arboles te envolvieran. pequeños rayos de sol se cuelan entre las hojas y todo se convierte en mágico. No quieres dejar de observar el espectáculo de la naturaleza, tan salvaje y viva. Caminamos cerca de 4 km y luego el paisaje se allanó. Nos cruzamos con la peculiar pareja de chicas de California, y tras varios km más con las dos chicas de Toledo, Raquel y Marisu, y con Patri, una chica que solo iba a hacer 3 etapas. Caminamos juntos y paramos a tomar café (ellas varias cervezas). Al final decidimos no esperarlas y continuar nuestro camino, porque ellas iban ya por la tercera y estaban cantando y dando palmas...
El camino hasta Sarria es algo monótono, así que me puse los cascos y estuve escuchando musica y reflexionando sobre diferentes aspectos de la vida. Casi llegando a Sarria me senté a esperar a las chicas. aparecieron tan cansadas que a la entrada paramos a tomar algo y airear los pies. puse el Facebook al dia y continuamos hasta el centro del pueblo. Entre tanto nos adelantaron las toledanas cerveceras y cuando escogimos bar para comer ahí estaban ellas haciendo lo mismo. Nos sentamos
con ellas y comimos un menú peregrino bastante mediocre. Aunque sabíamos que quedaban 4 km hasta el albergue no sabíamos lo duro que es hacerlo tras comer. Inma no renegó mucho, pero mi hermana estaba realmente cansada e iba todo rato protestando sobre la estupidez del camino, así que con esas no nos dimos casi cuenta de que habíamos llegado al albergue O Pombal, el mejor de todos, un sitio limpio y con unos compañeros excepcionales. enseguida conocimos a un grupo de chicos de Valladolid liderado por Cesar, un chaval muy resulto que nos estuvo contando anécdotas del camino. Un rato después vino otro grupo catalán con dos botellas de orujo. Nos sentamos todos juntos y estuvimos hablando y riendo hasta casi las doce. una velada muy buena con una gente muy interesante.

lunes, 29 de agosto de 2011

Dia 5.- Barbadelo - Gonzar


En Barbadelo dormimos bien, muy bien.. Eso de tener una habitación para nosotros mismos... Se nos paso la noche volando y a las 7 sonó el reloj. Desayunamos con los catalanes y los de Valladolid y comenzamos a andar. La niebla estaba espesa y hacía algo de fresco. Nada más salir del pueblo nos adentramos en un bosque que parecía mágico. La niebla envolvió los arboles que se cerraban cada vez más sobre nuestras cabezas. En varias ocasiones cerré los ojos y los volví a abrir porque mis sentidos no eran capaces de asimilar tantas sensaciones: la humedad, el paisaje, el sonido del arroyo, el crujir de la tierra bajo mis pies. Quería disfrutar el momento y caminé algo más rápido para alejarme del grupo. Mil cosas se me pasaron por la cabeza ante el espectáculo de la naturaleza y la artificialidad de la ciudad. No hay cuadro ni museo capaz de acercarse a lo que mis ojos estaban viendo. Durante más de 10 kilómetros caminé pensando en cosas y a ratos en nada. Esperé a las chicas para tomar café en un lugar donde nos encontramos a los vallisoletanos que nos informaron de una piscina en Portomarin, fin de su etapa.
El día comenzó a abrir entre bosques y caminos y en uno de ellos apareció Jesús, un vasco que conocimos en Triacastela, comenzamos a hablar de política y otros asuntos y casi sin darnos cuenta estábamos en Portomarin. Cruzamos el puente sobre el río y nos sentamos a esperar a las chicas. Aparecieron cansadas y con bastante calor, todos los estábamos. Sugerí comer allí y hacer una pequeña trampa en taxi para llegar hasta Gonzar, ocho kilómetros mas adelante. La primera propuesta fue acogida por todas, la segunda no. Subimos hasta la plaza y consensuamos seguir caminando sin comer.
Inma y yo cada día íbamos acercando posturas, a que caminamos los 8 km restantes, eso si sin la mochila, que mandamos en un taxi. Para colmo, tan enfrascados como estábamos en nuestra conversión, no nos dimos cuenta de la flechas y nos equivocamos. Terminamos guiados por el GPS del Iphone para regresar al camino, así que no sé lo que andamos...
El albergue de Gonzar nos sorprendió gratamente, pero el pueblo era la mínima expresión de civilización; un albergue, un cementerio y una casa. No había cobertura ni tele ni nada. Ni falta que nos hacia. Como compañeros teníamos a una pareja de Albacete y otra de Sevilla. Allí también conocimos a Helen y Blas, padre e hija que hacían el camino juntos. Sobra decir que a las 8 de la tarde nuestras mesas estaban juntas y la cena compartida por todos. No sabría muy bien como describir ese momento: ¿Cómo alguien que acabas de conocer puede convertirse en tu familia esa noche? Me enzarcé en un apasionante diálogo con Eva, la chica sevillana, sobre el alma, Dios y otros asuntos; y terminamos hablando de política con Blas, con motivo de adelanto electoral.
A las once y media de la noche decidimos retirarnos a dormir tras otra apasionante velada.

domingo, 28 de agosto de 2011

Dia 6.- Gonzar - Casanova


Decidimos madrugar algo más, aunque no con mucho éxito, por que al final nuevamente salimos pasadas las 8 de la mañana. Desayunamos bien en el albergue junto a Blas y Helen. Estaba amaneciendo y no hacía nada de frío.
Comenzamos a andar atravesando la pequeñísima población de Gonzar y una cruz de piedra que aproveché para fotografiar y que hoy ilustra la entrada. Enseguida nos adentramos en un bosque repleto de eucaliptos y pinos. Los peregrinos desde Sarria iban en aumento y ya mucha gente ni siquiera nos sonaba. Nuevamente caminé en silencio pero al lado de mis chicas. Íbamos concentrados en lo nuestro. Poco a poco nos íbamos adaptando al camino, al silencio, a las pausas. Pequeñas subidas y bajadas, un paisaje bastante parecido todo el rato pero suave y cómodo. Sobre las diez de la mañana nos cruzamos con el grupo de catalanes que conocimos un par de noches antes en el albergue. Sin saber por qué, me enfrasqué en una conversación envolvente con uno de ellos, Carlos, y comenzamos a caminar tan rápido que perdimos de vista a los demás. Durante más de tres horas no recuerdo que pasó con el paisaje, ni si estaba cansado o no. Me sentía tan a gusto con ese chico que no me di cuenta de lo que pasaba alrededor. Me estuvo contando anécdotas de su camino, desde el primer albergue y enseguida comprendí que era de los míos, de los que ve la vida como yo. Pasamos por maizales y campos labrado mientras el sol calentaba más de la cuenta, hasta que vimos el cartel que indicaba la población de Palas de rei. Allí se quedaban ellos, nosotros continuábamos hasta Casanova. Mientras esperábamos a su grupo y el mío nos tomamos una cerveza en la primera terraza que encontramos. Allí me contó sobre su profesión y algo de su vida. Al rato aparecieron los demás y nos separamos nuevamente. Sin darme cuenta tenia un nuevo amigo mas allá del peregrinaje.
Desde Palas a Casanova caminé con las chicas que ya iban algo cansadas, yo ya me había adaptado al camino.
El albergue donde nos alojamos se llama Casa Domingo, uno de los mejores de los escogidos para el camino. Nos hizo ilusión encontrarnos allí con todos los peregrinos que a lo largo del camino fuimos conociendo. Un lugar perfecto y muy bonito del que dejo enlace por si alguna vez os animáis.
Como decía nada más entrar nos encontramos con la pareja de Albacete y los sevillanos. El matrimonio catalán de Banyolas con los que coincidimos en el primer albergue, con Helen y su padre y con el grupo de Valladolid. Me di cuenta de lo feliz que me hacia juntarme con todo esa gente esa noche.
Comimos algo ligero y reservamos espacio para la cena que se daba a las 8 de la tarde.
Me eché un rato la siesta y luego salí al jardín. Una extensa explanada de hierba donde pastaban vacas. Me encantó el lugar.
La cena fue algo parecida a una boda medieval. Nos pusieron a todos juntos en una mesa, mas de 15 personas y tras una abundante comida, nos reímos y compartimos dos horas donde nuevamente me sentí pleno.
Con que poco se puede ser feliz en el camino.
Sobre las diez se fueron todos a dormir. Inma y yo nos quedamos con los chicos de Valladolid hasta las 11 y media viendo las estrellas y riéndonos de los chistes que contaban. Otra vez la velada fue espectacular. Me hubiera quedado con ese día como el mejor de todo el camino.

sábado, 27 de agosto de 2011

Día 7.- Casanova -Arzua


Ya nos avisaron el día anterior que al día siguiente por ser domingo no nos iban a dar de desayunar. Nos indicaron un lugar por el que salir sin cruzar el albergue y nos dieron las buenas noches. Sabíamos que hasta después de cuatro kilómetros no podríamos desayunar.
Ese día madrugamos poco. Queríamos llegar a Melide tarde para comer pulpo y albariño en Casa Ezequiel.
Nos levantamos sobre las 8 y media. Todo el albergue había madrugado más, salvo los de Valladolid que no daban muestras de vida.
Nos incorporamos al camino y enseguida empezamos a ver peregrinos extranjeros como salidos de la nada. No teníamos muchas ganas de hablar ni de nada porque íbamos en ayunas, pero caminamos en busca de un café y una tostada a paso ligero.
El camino de tierra y poco empedrado era bastante cómodo. Desde varias etapas atrás resultaba fácil caminar. También comenzaba a ser más feo. A poco más de un kilómetro nos cruzamos con el señor del carrito y su mujer. Estaban en un pequeño riachuelo mojándose los pies en el agua helada. Es un matrimonio simpático, que se ve que se llevan bien. La edad no la sabemos ni la preguntamos, es una indiscreción, pero suponemos que los 70 ya los tienen cumplidos. La mujer se quedo con mi hermana y con Inma, y el hombre y yo caminamos algo más rápido hasta pederlas de vista. Es un matrimonio de profundas convicciones cristianas y de los que hacen el camino por fe. Me contó que se trataba de la séptima vez que lo hacia, dando gracias a Dios por tantos dones. Me apasionó su forma de contarme su fe, su amor intenso hacia dios, el paso firme con el caminaba guiado por una fuerza interior que le hacia olvidar su edad. Me vi a mi mismo haciendo el camino con su edad…¿Llegaré?
Tras un tramo de subida le sugerí esperar a su mujer y mi grupo para continuar. Nada más llegar y tras unos metros encontramos el ansiado bar donde desayunar. El matrimonio se despidió de nosotros pero allí estaban el padre y la hija sentados en una mesa. Nos sentamos con ellos y Blas, tan generoso, no trajo el desayuno y nos invitó a café y tostadas. Es un hombre con un gran sentido del humor y una humanidad impresionante. Aprovechamos para preguntar a Helen sobre sus peripecias en África, dudas que nos habían surgido sobre ella, y amablemente nos contó su experiencia. Me dejó impresionado el amor con el que hablaba de aquella gente, la pobreza casi era un don para ella, y cuenta lo difícil que le resultó marchar de allí y volver a España.
Tras el desayuna continuamos la marcha con ellos. Caminar con esta pareja es una experiencia buena para nosotros. Paramos en una iglesia a sellar y a hacernos fotos. Blas hablaba con todo el mundo y estaba de un humor estupendo.
Por el camino se agregaron a la marcha otras dos peregrinas, Encar y Agueda, con las que fuimos haciendo algunas fotos, pero casi no cruzamos palabra.
Tras otros 8 kilómetros llegamos a Melide.
Como la otra vez, la ciudad me resultó agobiante. Mucho trafico tras tantos días de silencio, mucha gente, mucho asfalto, mucho todo. Seguimos las flechas y al pasar por delante de la pulpería paramos a probar el famoso manjar. Blas y Helen se marcharon porque querían r a misa de 12.
Pedimos una gran ración de pulpo y un botella de vino blanco. A los poco minutos aparecieron las dos chicas, y se sentaron con nosotros. Enseguida hicimos una amena conversación. Encar y Águeda son de Alicante. Nos contaron su experiencia del camino y me regalaron una oración que transcribiré al final de todo el relato porque resume muy bien lo que es el camino. Ambas estaban muy felices por la experiencia. Les comenté la plenitud en la que yo también me encontraba. Se crearon en ese rato, y con dos botellas más de albariño y otra ración de pimientos del piquillo, un vinculo que nos acompañó hasta Santiago y que espero que perdure en el tiempo.
Nos dimos cuenta de que era muy tarde para continuar, la 1 y media exactamente, pero con el animo exaltado por el alcohol y el pulpo nos pusimos en ellos. Visitamos alguna parroquia de Melide y continuamos rumbo a Arzúa.
Al tramo restante hasta destino lo llaman “el rompepiernas”, ya podéis imaginar porque: subidas y bajadas, subidas y bajadas. El sol comenzó a apretar con fuerza y a las tres de a tarde, en medio de una cuesta arriba y a treinta grados ya no podíamos con más. Miramos el plano y descubrimos que aun quedaban once kilómetros. La etapa se estaba convirtiendo en interminable. Decidimos parar a comer algo, aunque no teníamos hambre, y esperar que el sol bajara un poco.
En una terraza de un bar, bajo una parra, comimos unos bocadillos, preguntamos 20 veces a la desagradable camarera cuanto quedaba hasta Arzúa e hicimos tiempo hasta las 5 más o menos. Continuamos.
Decidí no parar más ya que estaba realmente cansado, y en cada parada me enfriaba y me daba más pereza continuar.
Hacia calor, pero era cuestión de no pensar en ello. Pasamos por Boente, Castañeda y Ribadiso donde la mayoría de los peregrinos se quedaban en el albergue, uno de los mejores del camino, pero nosotros continuamos un par de kilómetros más hasta Arzúa. Mi hermana y yo perdimos de vista a Inma y a las alicantinas pero nos dio igual. Subimos una pendiente fuerte y llegamos a Arzúa sobre las 6 y media.
El albergue vía láctea era enorme, como un hotel con recepción y todo tipo de servicios.
Nos dimos una ducha, esperamos la resto, salimos a comprar cena, cenamos pronto y nos acostamos sobre las 10. La experiencia de hoy nos dio la razón de que realmente teníamos que madrugar más. Llegar con este calor al albergue no podía ser bueno.

jueves, 25 de agosto de 2011

Dia 8.- Arzua-Arca do pino


Y hoy si. Es como si nos hubiera costado aprender la lección. Este casi último día por fin madrugamos de verdad. MáAlineación a la izquierdas tarde que cualquier otro peregrino, ya que cuando nos levantamos todos habían marchado ya, pero para nosotros fue el día que más temprano amanecimos. Las 6 y media.
Desayunamos en el albergue y discutí con las chicas por el tiempo que perdían para acicalarse. Al final sobre las 7 y media comenzamos nuestro penúltimo día de caminata. Enseguida encontramos la salida del pueblo y nos adentramos en el bosque. Encar y Águeda habían salido diez minutos antes. Iba de buen humor. Algo triste por ser el penúltimo día. Todo el rato le estaba preguntando a mi hermana su opinión sobre la experiencia del camino, que a mí me estaba apasionando y a ella nos se la veía muy convencida. La noche anterior me descargué en el Iphone una estupenda aplicación que saltaba cuando pasabas por algún punto interesante del camino. Inma y yo vimos algunos vídeos por el camino y me recriminó por no haberla descargado antes. Creo que le estaba empezando a picar el gusanillo del Iphone... me sonreí por dentro...
Esta aplicación nos indicó que casi toda la etapa estaba plagada de suaves subidas y bajadas, con pocos metros de llanura. Caminamos otro largo rato en silencio hasta nuestra primera parada en una cafetería donde había un gato que se comía todo y un cuarto de baño sin luz. desayunamos, saludamos al matrimonio de Banyolas y nos cruzaron los catalanes.
Al igual que el día anterior y sabiendo que la etapa era bastante corta para lo habitual (solo 19 km) caminé a paso ligero con la intención de no esperarlas hasta llegar al albergue. Necesitaba disfrutar del silencio de este penúltimo día.
Por el camino me encontré con las alicantinas que estaban desayunando en otro bar, pero continué hacia mi destino. El sol estaba apretando y no estaba dispuesto a llegar como el día anterior. Hice 7 u 8 km solo hasta que me encontré con los catalanes. Cruzarme con Carlos es seguir con él. Así que continuamos los dos y la chica vasca que no recuerdo su nombre, comentando más cosas y riendonos de casi todo. Lo cierto es que nuevamente se me pasó volando. Cuando llegamos a Arca me despedí de ellos y busqué el albergue Edreira.
En las últimas etapas los albergues escogidos eran como hoteles con muchas camas. Este tenia su recepción, su patio, todo muy bien organizado. Me duché, me lavé algo de ropa y esperé a las chicas que llegaron tres cuartos de hora después.
Tras unos minutos de descanso nos fuimos a comer con las alicantinas a un restaurante cercano, donde nuevamente comimos más de la cuenta.
Tras una siesta, mi hermana y yo nos dimos una vuelta por el pueblo e inma se fue a comprar la cena. Cenamos los cinco juntos en el patio del albergue. Era una cena de despedida, y la verdad que además de cansado me sentí algo emotivo. Sabia que al día siguiente todo habría acabado. Nos metimos en la cama a las 10 de la noche. Al día siguiente, el último, madrugaríamos y echaríamos a andar a las 5 de la mañana.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Dia 9- Arca do Pino - Santiago de Compostela


Y por ser el último día nos dimos el madrugón. No fuimos los únicos que decidimos levantarnos a las cuatro y media de la mañana. Como siempre algún que otro peregrino ya nos había tomado la delantera. Desayunamos en el albergue, casi a oscuras, nos abrigamos más de la cuenta por que no hacia mucho frio y comenzamos a andar.
El pueblo estaba apenas iluminado por unas cuantas farolas y salvo el ruido de nuestros bastones no se oia nada más. Tomamos calles, giramos, volvimos a subir una pequeña cuesta asfaltada y al final la boca del bosque se abrió, oscura y lúgubre. Estaba todo negro. Encendimos las linternas y fuimos buscando los indicadores del camino. Según nos adentrábamos íbamos perdiendo la referencia de las poblaciones. Oscuridad y el sonido de nuestras pisadas por el bosque es lo único que oiamos.
Teníamos algo de miedo, pero era un miedo placentero. No nos cruzamos con ningún peregrino. Solo nosotros cinco.
Noté el ansia por llegar a Santiago, y la tristeza del final. Otra vez el final. Tuve la tentación de armarme de valor y decir: No, yo me voy hasta Finisterre; pero no soy tan valiente para eso.
Caminamos alrededor de 5 km en la oscuridad de la noche y el bosque. Teníamos que llegar antes de las doce para ir a la misa del peregrino.
Pasamos cerca del aeropuerto, casi bordeando las pistas, y continuamos. Empezaba a amanecer y nos apetecia mucho un café. Lo encontramos un par de kilómetros más adelante. Esta etapa apenas tenía poblaciones.
Paramos a desayunar por segunda vez, y comprobamos que empezaba a chispear. Nos pusimos los chubasqueros, nos reimos del aspecto y continuamos.
Desde la cafetería hasta el monte do gozo es casi una línea recta, asfaltada, con bosques cercados a los lados. Se pasa por Rtve y por la televisión gallega. Notas que la ciudad esta cerca, pero no la ves.
Ascendimos la pesada cuesta hasta el monte y allí, en un dia muy nublado vimos Santiago por primera vez.
Muchos turistas llegados en autobús hacian fotos. Muchas caras nuevas.
Nos fotografiamos, esperamos a Inma y continuamos los cinco kilómetros que nos separaban de la catedral.
Que extraña sensación la de pisar Santiago. Que ansiedad por llegar… Desde que se entra a la ciudad hasta la catedral hay un buen tramo que caminas casi flotando.
Atravesamos el arco que da acceso a la plaza del obradoiro, con su gaitero, el sonido de los bastones, la majestuosa catedral. Ahí estaba, esperandonos….
Todo había terminado ya, o acababa de empezar.... Nos abrazamos, recibimos a más peregrinos que iban llegando y fuimos a por la compostela rápidamente. No nos quedaba tiempo para nada porque a las 3 y media cogiamos el avion de regreso a Madrid.
Este año vi todo mejor organizado, sin colas interminables para la compostela, sin problemas para la misa.
Dejé a las chicas que se acicalaran y me fui a la catedral. Tenia que agradecer la llegada. El fin de este camino no era otro que agradecer al que anda por ahí arriba todo lo que me había dado durante el año. Grandes problemas que se solucionaron, oraciones que no se perdieron, que las recogió.
Gracias por tantas cosas, pero sobre todo por una, o por dos. Mis dos niños y mi hermana que estan aquí para que mi vida sea más bonita de lo que ya es.
Todo mi camino estuvo dedicado a estas tres personas y merecía un rato de silencio, de agradecimiento.
La aventura había terminado. El camino habia llegado a su fin. Una extraña sensación de desasosiego y tristeza me inundó. Pero solo me quedaba esperar dos o tres años más para volver a vivir la experiencia mas bonita que puede vivir un ser humano: Bajar de las nubes y volver a sentirse eso, humano.

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En Melide, comiendo pulpo, Encar me enseñó una oración que había leido en un libro. La leí y decidí que era la mejor manera de resumir el camino. Una buena forma de entender porque se hace esto, por que este esfuerzo. El camino humaniza, iguala, despeja tu mente. El camino te enseña la sencillez y a la vez la grandeza del mundo y de las personas. Si estas aburrido, si todo te parece banal, frió, estúpido; anímate, coge una mochila con poco peso y echa a andar. Deja que el camino te lleve y te absorba. Pronto descubrirás el sentido de tu vida, el sentido de la vida...

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Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino te abre lo ojos a lo que no se ve.
Bienaventurado eres, peregrino, si lo que mas te preocupa no es llegar, sino llegar con los otros.
Bienaventurado eres, peregrino, cuando contemplas el camino y lo descubres lleno de nombres y de amaneceres.
Bienaventurado eres, peregrino, porque has descubierto que el autentico camino comienza cuando se acaba.
Bienaventurado eres, peregrino, si tu mochila se va vaciando de cosas y tu corazón no sabe donde colgar tantas emociones.
Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que un paso atrás para ayudar a otro, vale mas que cien hacia adelante sin mirar a tu lado.
Bienaventurado eres, peregrino, cuando te faltan palabras para agradecer todo lo que te sorprende en cada recodo del camino.
Bienaventurado eres, peregrino, si buscas la verdad y haces de tu camino una vida, y de tu vida un camino, en busca de quien es el camino, la verdad y la vida.
Bienaventurado eres, peregrino, si en el camino te encuentras contigo mismo y te regalas un tiempo sin prisas para no descuidar el examen de tu corazón.
Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino tiene mucho de silencio, y el silencio mucho de oración, y la oración de encuentro con aquel que te espera.
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